miércoles, 27 de agosto de 2008

Y te llama.
No hacen falta fotográfias, en realidad ninguna prueba por tangible, visible, colorida, de tamaño XXXL, ni naciones que resconozcan labores, ni los pasos que da o diste y que darás.
Por cuantas veces, cuentas, respiras y das de tu aliento, por las veces en que fuiste y creíste ser sus manos.
Las veces en que fuiste su sexo, su excremento. Ansiabas ser su sangre y lástimarlo.
Pensaste en qué sucedería si dormias, pensé cuando dormías que fingirías despertar.
Armas que eran más de chillidos, despedidas, recuerdos, pena, angustía, amor a gritos, memorias ultrajadas, no quisieron para nadie más que para ellas.
Armas que de ti el mundo aprende, arma que de tus manos arrebato.

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