viernes, 23 de mayo de 2008

Algún dia en diciembre

Sería necesario que te elevaras hacia el infinito, para que tu corazón comprobará lo que tus ojos no alcanzan a ver.
El objetivo de la noche no existió, sólo hasta que tuve la casualidad por un momento de embobarme con cada linea, cada punto que ligaba mi atención, que rápidamente y en un descuido desprevenido mutó mi intención, mis ojos y mis ganas hacia ti.
Proyectandome con cautela, preparando, pero a la vez con el temor de tropezar. Detenida me ubique para huír de la gente, de miradas estorvantes y solo quedarme con la tuya. Robarla, abstraerla, hacerla mia, cautibarla. Presentar a mi alma desde enfrente, con cuidado sin confianza.
Para cuando acabaron un par de minutos, ya no te ví mas, ni de frente ni a mi lado.
No he deseado rendirme, a veces la prudencia ha ganado, no busco motivarme por ideas torpes sino, por un final que comparta la misma linea y espacio.

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